En fin… o en principio… la razón, si es que importa escribirla, irónicamente, por la que escribo poco, es que cuando escribo tengo que tener la certeza que amerita ser escrito, y no solo en el sentido racional y estructural, que vaya considero importante, ese momento de claridad en la cual uno puede estructurar todo ese flujo de ideas, si no, la intuición, en el sentido de uno mismo, de sentir que uno sabe, eso que se escribe, es. Me atrevo a decir, como dirán algunos que se “alinean los planetas”, en el que se alinea el espíritu, el psiquismo en el sentido psicoanalítico, una alineación tópica, la cual permite reconocerse a uno mismo, y en un momento sublime, existe la posibilidad de crear, y dejar una huella de uno mismo que aunque sea insignificante para el mundo, es trascendente para uno mismo, un monumento a eso que uno fue, y que cada vez que se admire, nos recuerda quien fuimos, y quienes somos en esencia. Cabe mencionar, esto no es una propuesta teórica, por si llega a haber algún lector psicoanalista, aunque no descarto tal vez de pie a alguna, ya una vez en pie el monumento, quedara como recordatorio.
Entonces de un estado entrañado de ideas, enmarañados pensamientos, inhibidos, sofocados y demás, regreso a la pagina en blanco, que a modo de ironía nuevamente, llega a mi consciencia aquel pensamiento acerca de aquello que llaman “inteligencia emocional”, la cual no es el punto central de este escrito, sin embargo se me impone una pequeña reflexión, un tanto o un mucho influenciado por leer “(triste) situación de la psicología” del profesor David C. Flores, “Psicología: Ideología y Ciencia” de N. Braunstein, y asociados, además de diversas clases en las cuales se ha abordado, o irrumpido con diversas opiniones unilaterales en cuanto a las neurociencias y lo cognitivo conductual, que si bien, las neurociencias son malinterpretadas por una diversa gama de psicólogos o psicologías, de las cuales los cognitivo conductuales tienen la noción de ser sus mas fervientes aliados, (ya que mas les queda) aunque tengan un dominio social en cuanto al “reconocimiento” de su campo, proclamándose los auténticos psicólogos científicos y demás, y siendo reconocidos al servicio de la sociedad, clase dominante o, y, u, a, dígase universidad(es), sin importar las contradicciones que pueda tener para la técnica conductista (aunque no pasen de servidumbre de las “ciencias modernas”), el añadir, lo cognitivo, Skinner y Watson se revuelcan en su tumba, decir psicología cognitivo conductual, nos presenta una doble contradicción, en donde lo conductual no se permite ser cognitivo, y en cuanto a la psicología, por etimología queda fuera de contexto, a menos que se reconozca que el espíritu es conducta, y que se utilice de manera coloquial no implica que sea verdad, muchas cosas se han considerado como verdades por una mayoría a lo largo del tiempo, en donde terminan por ser descartadas, al someterse a un riguroso examen intelectual, científico, en donde ahora me percato, que casi se me escapa, la contradicción, o el error de considerar al conductismo como ciencia, que si bien, podrán funcionar en cierto contexto sus técnicas y descripciones en los ratones, antes al menos usaban ratones, (lo cual no estoy a favor, ¿¡que culpa tienen los ratones!?) ahora usan modernos programas en donde un ratón virtual es condicionado o utilizado para la verificación de datos en las neurociencias, lo que por cierto un médico con el cual tuve una pequeña conversación exclamó: “De que me sirve ese ratón si en principio ni siquiera caga”, lo mismo en cuanto a lo que respondió a un compañero psicólogo diremos, con muchas ansias integracionistas, cosa que pasa por los pensamientos de muchos psicólogos, al saber que existen varias psicologías, caso que llegue a ver en compañeros en los primeros semestres de la carrera, aunque muchos siguen conservando esa idea, siendo que ya están en área clínica, próxima a desaparecer por cierto, de la bonita facultad de psicología, de
Volviendo al punto de la “inteligencia artificial”, digo, “emocional” entonces tenemos que ser inteligentes con lo que sentimos, me parece algunos dicen, que se tiene que ser asertivo, y ser coherente con lo que se dice, con lo que se piensa, con lo que se hace, con lo que desea, y hasta ser realista, pero sin dejar de ser optimista, pero jamás idealista, por que eso de la fantasía es inverosímil, “¡Dígaselo al Ello!”, ahora resulta que en el psiquismo no se condensa, ni se desplaza nada, y podemos ser inteligentes al respecto, aplanando lo imaginario, (lo real y lo simbólico también ya que estamos en eso) teniendo solo proceso secundario objetivo y racional, siendo objetos inteligentes, (Autómatas con engranes bien aceitados) sin proceso psíquico primario (¡AMÉN!)
Sin embargo todo esta pequeña reflexión acerca del conductismo, psicologías, magias, esoterismo, ciencias y psicoanálisis, se dirige precisamente al grado psicoanalítico, en donde ya una vez entrado en estos terrenos, y teniendo una formación, en su (o debería decir, en mi) mayoría clínica, llegué a un curso, de “Psicoanálisis y filosofía de la cultura”, en una facultad de filosofía, y a partir del mismo compañero, que no esta conforme con que tendría un grado de doctor en filosofía, (eso si esa gran tesis llegase a no se como efectuarse, y además extenderla y proponerla como tesis doctoral), le gustaría tener un grado de doctor en psicología, recuerdo la historia del psicoanálisis en
A manera de finalizar esta breve reflexión, ¿para qué, tantas guerras, batallas y conflictos intelectuales y no intelectuales, (que por el antisemitismo casi se llevan al psicoanálisis “entre las patas”) para legitimizar el psicoanálisis como ciencia, como psicología, pese a todo el contexto o implicación que tiene la bofetada a la humanidad postulando al sujeto divido, sujetado por un inconsciente, y la noción del libre albedrío, si los mismos estudiantes del psicoanálisis, o incluso los mismos psicoanalistas, terminan por preferir quedarse en una conceptualización del saber a manera filosófica, en que se habla metafísicamente, en dejar el rigor de la metodología, en corromper la clínica, en hacerse dinámicos, integradores, en negar a S. Freud en el nombre de J. Lacan, en reducir la teoría a técnica psicoanalítica, con intervención en crisis, terapias focales, en “Pro” de la demanda social (obviando que la sociedad demanda y no hay diversos estatus sociales, claro… todos somos iguales a los ojos de…), creando clínica con enfoque psicoanalítico, descuadrando encuadres, “psicoanálisis” itinerante y hasta por internet, (en el nombre de lo imaginario), o, sosteniendo que la entrevista no basta, hay que aplicar pruebas psicométricas y proyectivas para realizar un psico-diagnostico para legitimar quien es apto y quien no, para un psicoanálisis, (claro los que aplican Rorschach también quieren pastel) ahora resulta que las manchas y la estadística son parte de los criterios para iniciar un proceso psicoanalítico, (¿y el deseo del sujeto?)… ?
¿Para qué?